La gastronomía venezolana ha sido una de las pocas cartas de presentación del campo cultural que ha sobresalido en tiempos difíciles: este arte parte de la producción agrícola y animal hasta desembocar en grandes platos, en mezclas desconocidas, en tradiciones renovadas, en yuxtaposición de sabores. Este baluarte de pronto se convierte en un pabellón de otro orden donde se mezclan valores como juventud, ingenio, mezcolanza, disciplina, esfuerzo, fusión de tradiciones e identidad múltiple.